Nací en 1881, en Warisata, una comunidad aymara ubicada entre los vientos fríos y los cielos profundos de Omasuyos. Mi infancia estuvo marcada por el silencio forzado: los indígenas no podíamos entrar a las escuelas, como si el saber fuera propiedad de otros. Pero el hambre de aprender no conoce rejas. Caminaba treinta kilómetros hasta Huarina para estudiar con el profesor Melchor Yujra. Aprendí en secreto, como quien esconde una semilla hasta que pueda florecer.
A partir de 1904, empecé a enseñar a leer y escribir en mi comunidad. Lo hacía con los pocos recursos que tenía, pero con una convicción que no se podía encarcelar. Las autoridades me persiguieron, me detuvieron… pero no pudieron quitarme la fe en mi gente ni en la educación como camino de liberación.
Fue en uno de esos caminos que conocí a Elizardo Pérez. Nos entendimos sin muchas palabras. Él traía el conocimiento de la escuela moderna; yo, la sabiduría de la comunidad. Así, juntos fundamos la Escuela-Ayllu de Warisata el 2 de agosto de 1931. Fue un acto de resistencia y de creación. Allí enseñamos no solo en castellano, sino también en aymara. Enseñamos a sembrar ya pensar. Enseñamos que el saber y el trabajo van de la mano, y que la cultura de los pueblos originarios no es obstáculo, sino nacimiento de la nación.
Murieron muchos proyectos, pero Warisata sembró otros. Yo ya no estoy, partí en 1941, pero mi espíritu sigue allí, en cada escuela que respeta la lengua, la tierra y la dignidad de sus estudiantes.
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
Muy buen detallada la información 💯
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