Soy Enrique Finot Franco , nació en Santa Cruz de la Sierra en 1891, y fue también en mi tierra natal donde terminé mi ciclo vital, un 23 de diciembre de 1952. Me formé primero en el Colegio Nacional Florida y más adelante en la Escuela Normal de Sucre , institución de gran prestigio dirigida por figuras como Georges Rouma , bajo cuya influencia abracé la pedagogía no solo como profesión, sino como compromiso con el país.
Desde joven tuve una inclinación natural por el estudio, por la reflexión y, sobre todo, por el deseo de comprender y mejorar la realidad que me rodeaba. Por eso, en mis años juveniles, dirigí revistas como La educación moderna y colaboré con varios periódicos. La educación fue, desde el inicio, mi causa y mi motor.
Fui maestro, pero también diplomático, historiador, ensayista, legislador y Ministro de Relaciones Exteriores entre 1936 y 1937. También fui diputado por Santa Cruz entre 1927 y 1931. En cada uno de esos roles llevé el mismo principio: pensar con claridad, actuar con responsabilidad y escribir con verdad.
Mi vocación pedagógica me llevó a escribir obras como Historia de la Pedagogía Boliviana y La Reforma Educacional en Bolivia . Pero no me limité a la educación. Mi pluma también abordó con rigor temas de política internacional, historia y literatura. Entre mis libros más representativos están La Historia de la Conquista del Oriente Boliviano , La Nueva Historia de Bolivia y La Historia de la Literatura Boliviana .
No evites temas difíciles. En El cholo Portales , Tierra adentro , La guerra del Chaco y los Estados Unidos o Bolívar pacifista , abordé cuestiones profundas sobre nuestra identidad, el conflicto, las relaciones exteriores y la figura del Libertador. Siempre intenté que la historia no se repita en la oscuridad, sino que sirva para iluminar el camino.
Nunca me dejé seducir por las modas pedagógicas que, disfrazadas de novedad, confunden más de lo que enseñan. Siempre defendí una ciencia pedagógica sólida, coherente y al servicio de la formación crítica . Para mí, enseñar era formar ciudadanos conscientes, no adoctrinar mentes sumisas.
Fui un hombre de letras, pero también de acción. Me tocó representar a Bolivia en el exterior, debatir ideas en el Parlamento, escribir en la prensa, formar generaciones. Y si algo dejo, es una obra vasta que refleja mi amor por esta tierra, por su historia y por su futuro.
Viví con la certeza de que pensar bien es el primer acto de servicio a la patria . Y hoy, aunque ya no esté presente básicamente, confío en que mis libros y mis ideas siguen dialogando con las nuevas generaciones.
ReplyDeleteAlgo inspirador de Enrique es su manera de entender la educación. Me identifico con su idea de que enseñar no es imponer, sino ayudar a pensar.