Nací en La Paz, Bolivia, en 1964, en una sociedad que me enseñó desde temprano lo que significa ser mujer en un mundo gobernado por el patriarcado. Soy psicóloga, pero más que eso, me declaro activista, desobediente, feminista radical y profundamente comprometida con la lucha social. No, él eligió caminos fáciles. Elegí los caminos necesarios.
Mi vida cambió el día que entendí que lo personal es político. En 1992, junto a mujeres rebeldes como yo, cofundó Mujeres Creando , un colectivo anarco-feminista que nació para incomodar, denunciar, crear y sobre todo, para construir una voz colectiva en un país donde las mujeres —indígenas, lesbianas, trabajadoras— éramos silenciadas, domesticadas o instrumentalizadas. Mujeres Creando no es una ONG, no es una marca, no es una institución: es una trinchera de creatividad y rebeldía, una comunidad de afectos, una revolución cotidiana.
Vivió el feminismo como una práctica artística, política y vital. Desde la calle, la radio, la performance, el grafiti, el cine, el cuerpo y la palabra escrita. He intervenido muros con frases que no se borran del alma: “la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”, “no hay revolución sin mujeres”, “despatriarcar es descolonizar”. Y aunque algunos me han querido callar, censurar o ridiculizar, sigo aquí, alzando la voz, porque no hablo solo por mí, sino por todas las que siguen siendo silenciadas.
Escribí ¡A despatriarcar! , No hay libertad política sin libertad sexual y Feminismo bastardo , no para que mis ideas reposen en estantes, sino para que ardan en las manos de quien los lea. Porque mi feminismo es sucio, híbrido, bastardo, mestizo, desobediente. No buscas pureza, busca alianzas. No busca superioridades, busca libertades. No le reza a occidente, ni a las academias, ni a las buenas costumbres. Mi feminismo escucha, se equivoca, se corrige, pero nunca se calla.
Desde mi trinchera radial en Radio Deseo , he tejido complicidades con trabajadoras sexuales, lesbianas, migrantes, mujeres indígenas, presas y trans. No soy una académica encerrada entre libros; Soy una mujer que camina la ciudad con los pies descalzos y el corazón encendido. Me han llamado extremista, violenta, impura. ¿Y sabes qué? Me enorgullece. Porque si mi rabia incomoda, es porque revela verdades incómodas.
Yo no pido permiso. Yo abre puertas. No vine a adaptarme. Vine a cambiarlo todo.
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
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