Mi corazón siempre latió al ritmo de las
rondas infantiles y las melodías suaves. Estudié con esmero en el Colegio
“Santa Ana” y el “San Luis”, mientras la música ya tejía sus hilos en mi alma
en la Escuela Nacional. Al graduarme de bachiller, mi vocación me guio a la
Escuela Normal “Mariscal Sucre”, donde me formé como maestra parvularia, un
camino que enriquecí con un curso en el Instituto Interamericano de Música de
Santiago de Chile.
Durante mi vida profesional, la
enseñanza fue mi faro. Fundé y dirigí con amor varios nidos de alegría, los
jardines de niños de Tarija, mi ciudad natal. Sembré las primeras letras y las
notas musicales en incontables corazoncitos.
Pero mi espíritu inquieto también buscó
plasmar mundos en papel. De mi pluma nacieron historias como "El tren del
alba", "El joyero", "El cumpleaños de Pichoncito",
"El renacuajo de luz", "La leyenda del volador", y la
entrañable "Don Cristóbal héroe de las rosas o los duendes del río".
Mi "Colección Nadir" nos regaló "La estrella de la abuela"
y "El niño de la Navidad o el rey del mundo". También les ofrecí
"El cuento de nunca acabar", "El bosque azul de la vieja
iguana", "La lampalagua escarmentada", "La rosa de los
vientos", y las reflexiones de "El bosque mudo y el sauce
redivivo" y "El bosque de la felicidad". Con una sonrisa escribí
"¿De cómo el ciempiés se quedó sin medias y sin zapatos?" y les
mostré "El joyero del arcoíris" y "El cuento del pollito
calacunqui". Mis personajes traviesos, "El sapirolo y
Cascabella", cobraron vida, al igual que el romántico gallo
"Waldomar". Mi corazón se enterneció al escribir "Abuelita"
y al evocar la simpleza de "Mazorca". Mis palabras también encontraron
hogar en revistas, periódicos y antologías, esparciendo semillas de imaginación
por doquier.
Me uní a las voces de "Poetas del
Mundo", a la "Unión de Escritores y Artistas de Tarija", a la
asociación "Siembra", al "PEN Club Internacional", al
"Círculo de Artistas y Escritores de Tarija", a la "Asociación
de Maestras Década de Oro", y a la "Federación de Maestros". Fui
delegada de Tarija en la directiva nacional de SODESBO y creadora de la
entrañable "Asociación del Adulto Mayor de Cultura y Servicio Guadalquivir".
Supervisé la Educación Prebásica con la dedicación de una madre.
Presidí con orgullo el Comité de
Literatura Infantil-Juvenil de Tarija durante décadas y organicé con ilusión el
Segundo Seminario-Taller Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en mi
querido San Lorenzo.
Fundé y dirigí con amor los jardines de
niños "Emma de Briancon" y "15 de Abril", y fui fundadora y
subdirectora del "Elva de Dumn", además de fundar y dirigir la
escuela "Litoral". También nacieron de mi visión los jardines "La
Tablada" y "Juan XXIII".
Dirigí el "Taller de Lectura Martín
Arenales", en homenaje al quirquincho creado por Hugo Molina Viaña,
colaborando con el suplemento infantil "Pata i perro" del diario
Ahora, del cual fui directora.
La música siempre fue mi compañera.
Formé un coro estable de profesores y reviví las voces del coro de la
Universidad "Juan Misael Saracho". Como Supervisora de Música, mi
sueño floreció en la Orquesta de Cámara Juvenil "Tarija", y más tarde
dirigí con pasión el Coro "Ernesto Lafaye".
Busqué incansablemente aprender y compartir,
asistiendo a congresos, seminarios y talleres sobre educación y literatura
infantil y juvenil.
En 2015, mi querida "Unión de
Escritores y Artistas de Tarija" me brindó un homenaje inolvidable
dedicando a mi nombre su "VIII Encuentro Internacional de Escritores".
Fui honrada como "Embajadora Universal de la Cultura" con el aval de
la UNESCO, recibiendo "La gran medalla de oro Castillo azul".
Innumerables instituciones me otorgaron su reconocimiento.
Mi dedicación a los valores familiares
me valió los títulos de "Madre del Año" por el Rotary Club y
"Señora Bolivia" por mis servicios a la educación y la comunidad.
La vida me llevó por senderos
inesperados. Tras una operación, cuando la esperanza florecía, mi camino
terrenal llegó a su fin el 23 de junio de 2021. Pero mi voz, mis cuentos, mis
poemas, las melodías que inspiré, permanecen en el corazón de los niños y en el
alma de mi amada Tarija. ¡Que mis palabras sigan sembrando sueños y alegría!
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
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