Para esas almas jóvenes, describí con
cada palabra de mis cuentos y poemas la riqueza del folklore y la belleza
sencilla de las costumbres de nuestra gente. A mis diecisiete años, presenté mi
primera ofrenda literaria: Bajo el sol de
Tarija. Más adelante, mi pasión por las letras me llevó a la noble tarea de
enseñar castellano, lenguaje y literatura en la Normal de Canasmoro, nutriendo
las mentes jóvenes en San Lorenzo y en diversos colegios e institutos de Tarija
y La Paz.
Fui esposo y padre de familia, y mi voz
resonó en el periodismo del siglo XX, produciendo el programa La República de los niños en radio
Illimani y colaborando con mis columnas en varios periódicos. En La Paz, me uní
al fervor del grupo literario y el movimiento cultural revolucionario que se
expresó en la segunda generación de la revista Gesta Bárbara.
Mi espíritu siempre albergó inquietudes
sociales, guiado por la profunda pasión de la enseñanza. Escribí principalmente
para los niños, esas almas sensibles que descubrieron en mis cuentos y poemas
las vivencias del hombre de campo, sus alegrías y tristezas, y también la lucha
constante del hombre de ciudad por un mundo mejor.
En la calidez serena de mis obras se
percibe un compromiso moral y cívico, tejido en los valores que impregnan mis
cuentos y en esa prosa de ficción que alimenta la imaginación de niños y
jóvenes. En mis relatos, la lucha del hombre por un mañana más justo converge
con la inocencia de los personajes infantiles, creando una forma artística de
denuncia social.
Mi humilde obra fue reconocida con el
Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos para Niños en 1956, y con Cuentos Chapacos obtuve el Premio
Nacional de Cultura en 1963.
Mi partida fue temprana, un 25 de
diciembre de 1963 en La Paz, cuando aún sentía tanto para dar. Pero mi obra es
como la semilla que muere para dar frutos abundantes, como la flor que adorna
eternamente la memoria del pueblo de las flores, San Lorenzo, tal como lo
refleja la cueca Moto Méndez, letra
de mi puño y música del maestro Nilo Soruco, una pieza que enriquece el
colorido cultural de nuestra patria.
Mi trabajo es un ejemplo y fuente de
inspiración para maestros y escritores contemporáneos, quienes a través de la
ficción educan e instruyen a niños y jóvenes, ayudándolos a cultivar el hábito
de la lectura para enarbolar con orgullo la bandera de la literatura juvenil.
En mi extensa creación literaria
destacan títulos como Canciones de lluvia
y tierra, Bajo el sol de Tarija, Cajita de música, Alfabeto de estrellas, Cien
poemas para niños, La escuela de
fiesta, La copla vivida, Poemas chapacos, El circo de papel, Caricaturas,
Sueño de azúcar, Cuentos infantiles, Cuentos
chapacos, El sapo que quería ser
estrella y El pájaro de fuego y otros
cuentos.
Mis escritos son considerados clásicos
de la literatura infantil boliviana. En El
pájaro de fuego, el lector descubre la utilidad en la vejez; en El sapo que quería ser estrella, se
reflexiona sobre la importancia de brillar con luz propia sin dañar a otros. El pájaro revolucionario denuncia la
persistente injusticia salarial; El
violín robado nos enseña que solo en las manos correctas la belleza
florece. Y en El hermano lobo, se
evoca la leyenda de San Francisco, pero con un matiz sobre la hipocresía.
Mis poemas dedicados al civismo son un
referente del amor a la patria y a la tierra. Mis versos equilibrados reflejan
la lucha política y denuncian las injusticias sociales. Por su profundidad, mis
obras han sido traducidas a varios idiomas. Mis poemas a Bolivia conmueven el
corazón, y en Soneto a mi niña
capturo la dulzura infantil en un trazo de papel. En La cruz de palo expreso mi amor por la naturaleza y los animales, y
en El perro encuentro una profunda
conexión con el ser humano.
En este mes de renacimiento floral, a
cien años de mi nacimiento, reafirmo mi amor por la tierra que me vio nacer,
por los niños y por quienes conservan el alma infantil, dejando en sus
corazones mi pasión por las letras, por ese abecedario con el que construí
sentidos y mensajes que perduran en el tiempo.
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
10/10
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