Fui historiador, geógrafo, abogado,
magistrado, poeta y profesor. Pero más allá de los títulos, mi compromiso
siempre fue con el desarrollo y la identidad de mi tierra. Participé
activamente en la vida cívica y cultural de Santa Cruz y otras regiones del
país: fundé la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos, el Club de Tiro y
Gimnasia, y la Sociedad Católico Literaria. En Riberalta, promoví la formación
de la Iglesia y fundé el Club Progreso. En Sucre, organicé el Centro Oriental.
Fui coautor del célebre Memorándum de 1904, un llamado
visionario por la integración del oriente boliviano al resto del país a través
del ferrocarril. En la magistratura, desempeñé funciones como presidente de la
Corte Superior de Justicia y ministro de la Suprema Corte. A lo largo de mi
vida, me tocó defender con ardor la autonomía universitaria, la historia de
Santa Cruz y la dignidad del pueblo oriental.
Entre 1906 y 1909 viví en Buenos Aires,
donde profundicé mis estudios históricos y recopilé documentos valiosos sobre
el pasado virreinal y la secesión de Charcas. Gracias a esa investigación,
demostré que el levantamiento cruceño ocurrió el 24 de septiembre de 1810, un
año antes de lo que se creía entonces.
También dediqué mis días a la enseñanza:
fui profesor de Historia y Literatura en el Colegio Seminario y catedrático en
la Facultad de Derecho. Más allá de la academia, ejercí la abogacía y la
dirección de prensa, y participé activamente en tareas de investigación
nacional, como la Comisión de Límites con el Paraguay.
En el ámbito literario, escribí más de
2000 poemas, algunos de ellos recopilados en mi obra Sonetos. También publiqué ensayos, conferencias, artículos de
prensa y libros históricos. En 1908, junto a Emilio Finot, edité la antología Poetas bolivianos, y en 1936, publiqué Observaciones y rectificaciones en
respuesta al intento de desfigurar la identidad cruceña.
La historia fue mi mayor pasión. Me propuse
rescatar la memoria de figuras clave, como el obispo José Belisario
Santistevan, sobre quien escribí una biografía pese a los grandes desafíos
documentales que enfrenté. Mi vida fue testigo del nacimiento de nuevas
instituciones y del fortalecimiento de las antiguas; fui parte de la
transformación intelectual de Santa Cruz, de la defensa de su historia y del
reconocimiento de su futuro.
Fallecí el 4 de enero de 1970. Pero
confío en que mis escritos, mis luchas y mis ideales sigan inspirando a nuevas generaciones
que, como yo, sueñen con una Bolivia más justa, más integrada, y profundamente
orgullosa de su historia y su cultura.
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
Perfecto 💯
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