Me formé como arquitecto, pero lo mío
siempre fue más que el concreto; fue la estructura del pensamiento, la
arquitectura de las ideas. Desde temprano supe que este país no podía pensarse
desde La Paz para abajo. Bolivia debía mirarse desde sus márgenes hacia el
centro, desde lo plural hacia lo uno, no al revés.
Cuando diseñé el Parque El Arenal o la
Terminal de Buses, no solo imaginé espacios, imaginé una ciudad que podía
crecer sin perderse. Y cuando propuse la Nación Camba, no fue por capricho
regionalista, sino porque creí —y sigo creyendo— que la verdadera unidad
nacional nace del respeto a lo diverso.
No soy enemigo de Bolivia. Al contrario,
soy su defensor más terco, pero de una Bolivia que se construya desde la
inclusión de sus pueblos, no desde la imposición de un solo modelo, una sola
historia o una sola voz.
Me han dicho de todo: marxista, masón, fascista,
soñador. No me molesta. Sé lo que soy: un hombre que no pudo quedarse callado
ante un país que merece más. Y si mis ideas incomodaron, fue porque tenían
raíces.
Romiari reta/ Parlasiñani/ Parlakuy
Para mí, lo que pensaba Sergio Antelo es clarito: Bolivia es de todos, y lo importante es respetar lo diferente.
ReplyDelete